miércoles, 2 de mayo de 2012

Reflexión Vocación Docente



Reflexión sobre la Vocación Docente

La vocación docente para mí es algo que tiene que ser a toda prueba, es el interés por la justicia, por el derecho que todos tenemos a superarnos, a ser más, la convicción de que somos capaces de modificar realidades y hacerlas más favorables para quienes empiezan el camino de la vida, esto lo explicita muy bien un escritor español  en su siguiente frase: “La vocación no es un propósito,  ni un proyecto. Es algo previo a todo eso. Es algo que se nos impone desde dentro de nosotros mismos con fuerza irresistible, de modo que si no lo conseguimos frustramos nuestra vida.” (Gracia. Diego, 2007, Universidad Complutense de Madrid).

Por todo esto es que, hoy en día si nos enfrentamos a elegir esta carrera, como algo que realizaremos en toda nuestra vida, debemos estar conscientes que la labor docente implica;  dormir tranquilo porque sabes que hiciste el mejor esfuerzo, dormir preocupado porque un alumno tiene problemas en su familia, es dormir intranquilo porque tenemos deudas, hijos, familia y hogar. Hoy debemos desafiar todas estas situaciones y proyectarnos con energía a lo que nos espera, no sólo enseñar, sino motivar y acompañar la construcción de un aprendizaje para la vida, para una buena vida.

“Una instancia vital para enfrentar grandes desafíos en educación es la vocación docente, la cual nos libera de temores e influye en gran medida en el constante desarrollo personal, cuyo objetivo es entregar una mejor calidad de enseñanza a quienes son los actores principales de la educación, nuestros alumnos” (Munizaga, Bernarda Araya, 2006, Universidad Alcalá de Henares). Cuando esto se pone en práctica los beneficiados son los alumnos y los profesores ya que con esto podemos sentirnos satisfechos y autorrealizados en nuestro trabajo.

Si bien es cierto que tradicionalmente la vocación ha estado indisolublemente unida al maestro y el enseñar se ha considerado un arte, estas dos ideas, que gozaron de unanimidad durante mucho tiempo y que permanecen todavía en la mente de muchas personas, han evolucionado obligatoriamente con los cambios sociales, sin embargo también es cierto que para enseñar se necesitan determinadas competencias para ejercer y no todos las tienen, en este caso García Garrido resalta que “no todo el mundo sirve para esta profesión, en contra de lo que tan a menudo se cree; hace falta tener el perfil personal adecuado”. Esto nos hace hacernos  mucho más responsables de nuestro quehacer educativo que cualquier profesión, más que cualquier otra actividad profesional, significa tener un desempeño ético adecuado y hacer lo que amamos entregando lo mejor día a día.

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